Etapas de una Obra

Como bien sabemos, la ejecución de una obra de construcción es un proceso que demanda tiempo y meticulosa planificación. Por esta razón, se divide en etapas claramente definidas que permiten una gestión eficiente y efectiva del proyecto. Estas etapas son fundamentales para establecer con claridad el objetivo final de la obra, elaborar un presupuesto detallado, calcular los costos asociados a la construcción y anticipar los requerimientos de mantenimiento a largo plazo. En este artículo, nos adentraremos en cada una de estas fases, examinando los desafíos y problemas comunes que pueden surgir y cómo estos pueden ser abordados y resueltos. Desde la concepción inicial hasta la entrega final, cada etapa es crucial para el éxito del proyecto y requiere una atención especial para garantizar que la obra cumpla con las expectativas y necesidades de todos los involucrados.

También se le conoce como anteproyecto, aquí se presenta al cliente el concepto y la justificación del diseño propuesto y a esto se le añaden todos los planos necesarios para una mejor comprensión: desde planos de terreno y localización hasta los planos de detalles más técnicos como plantas arquitectónicas o planos de instalaciones. Además, se realiza un análisis metódico de los costos de la obra y del presupuesto disponible y se estructura toda la parte legar como contrato de obra, autorizaciones, licencias y permisos necesarios para la ejecución del proyecto.

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En el transcurso de cualquier obra, es inevitable que surjan imprevistos que pueden provocar retrasos significativos. Por ello, es crucial que durante la etapa de planificación se aclare y presupueste meticulosamente cada detalle para prevenir y mitigar la mayoría de estos problemas. A continuación, se presentan algunos de los desafíos más comunes que pueden surgir:

  • Condiciones Climáticas: Es imprescindible tener en cuenta el clima local al diseñar un proyecto arquitectónico. La meta es minimizar los impactos negativos o aprovecharlos a favor del diseño. Por ejemplo, en climas cálidos, se pueden incorporar estrategias como voladizos, lamas horizontales, abundante vegetación, y el uso de persianas, toldos o ventanas con vidrios de control solar para mejorar la habitabilidad y eficiencia energética de la construcción.
  • Proveedores: La selección de proveedores confiables es un aspecto fundamental en la construcción. Puede ser un desafío encontrar proveedores que cumplan con los estándares de calidad y costos requeridos por ello es vital asegurarse de la idoneidad y compromiso de los proveedores, ya que su desempeño es clave para el inicio y la continuidad de la construcción.
  • Estudio del Suelo: Antes de iniciar el diseño estructural, es esencial comprender las condiciones del suelo mediante un estudio geotécnico realizado por expertos. La omisión de este paso puede resultar en daños estructurales graves a futuro, como erosiones, deslizamientos o fallas estructurales, comprometiendo la seguridad y durabilidad de la obra.

Una vez que el diseño del proyecto está finalizado y se ha organizado todo, es esencial preparar el sitio de construcción para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y para ello se deben contar con casetas, baños portátiles, elementos de seguridad como andamios y arneses, productos de protección personal como gafas de seguridad y chalecos reflectantes y otros suministros vitales, como el acceso a agua potable y electricidad.

Luego de tener todo esto listo, se adecuará el terreno. Esto implica crear accesos adecuados para vehículos y maquinaria pesada, lo cual es crucial para facilitar el movimiento y la logística en el sitio. En algunos casos, puede ser necesario demoler estructuras existentes o despejar la vegetación innecesaria. Una vez que se realice todo esto, se puede empezar a construir.

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La construcción de una obra es un proceso complejo que, inevitablemente, enfrenta altibajos que pueden influir en los plazos y costos del proyecto. A continuación, se detallan algunos de los problemas más frecuentes:

  • Condiciones Climáticas: La imprevisibilidad del clima requiere una preparación constante. En días lluviosos, las superficies pueden volverse resbaladizas, representando un peligro para los trabajadores, mientras que el calor extremo puede impactar negativamente en su salud y rendimiento. Es esencial contar con vestimenta adecuada, hidratación suficiente y botiquines de primeros auxilios para mitigar estos riesgos.
  • Trabajadores: La comunicación efectiva es vital. La falta de esta puede llevar a un uso ineficiente de los recursos y al surgimiento de costos adicionales no previstos. Por ello, es crucial supervisar constantemente y proporcionar toda la información necesaria para la correcta ejecución de las tareas.
  • Gastos Imprevistos: A menudo, se presentan gastos no contemplados en el presupuesto inicial que el contratista debe asumir. Estos pueden incluir daños estructurales por condiciones climáticas adversas, fluctuaciones en los precios de los materiales o complicaciones con el drenaje y las aguas subterráneas.
  • Accidentes: Son una realidad en las obras de construcción. Caídas, incidentes con maquinaria o intoxicaciones por sustancias peligrosas son algunos ejemplos. Por ello, es imprescindible implementar medidas de seguridad, protocolos de emergencia y proporcionar el equipo de protección personal adecuado.
  • Excavaciones: Durante la preparación del terreno, pueden surgir hallazgos inesperados, como restos arqueológicos, elementos de gran valor o incluso cadáveres, que pueden causar retrasos significativos en la obra o, en casos extremos, su cancelación. En estos casos se debe llamar a las autoridades para extraerlos y tal vez dar continuidad a la obra.

Una vez finalizada la obra, es fundamental establecer un programa de limpieza y mantenimiento regular para el edificio. Es bien sabido que, con el paso del tiempo, cualquier estructura sufre desgaste natural. Elementos como la pintura pueden perder su lustre y las instalaciones pueden requerir reparaciones. Por esta razón, es crucial realizar inspecciones periódicas que permitan detectar y atender cualquier signo de deterioro a tiempo. Mantener el edificio en óptimas condiciones no solo preserva su valor estético y funcional, sino que también previene problemas mayores que podrían resultar en costosas reparaciones. Por lo tanto, una gestión de mantenimiento proactiva es esencial para asegurar la longevidad y la seguridad del edificio.

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